María Nsué Angüe
Narradora entre dos soles, hace referencia a las dos tierras y culturas que María Nsue Angüe habitó desde su infancia, como tantas personas afroespañolas que viven en la ciudad en la que discurre Creadoras Letras, Nsué habitó Madrid habitando Malabo. Vivió y escribió entre Guinea Ecuatorial y España, entre Europa y África.
CREADORAS LETRAS
Nacida en 1948 en Biyabiyan, en el seno de una familia fang, con tan sólo ocho años (o como ella podría haber escrito: con tan sólo ocho lluvias) partió a Madrid donde pasó su adolescencia y juventud junto a su “madre española”. Hija del que fue ministro de educación, José Nsue AngÜe, quien realmente impulsa y fomenta que ella aún siendo mujer estudie en España,en pro de que su voz se oiga, es su abuelo paterno. Su primera dirección en Madrid fue la calle Calatrava, 25, código postal 28005. A esa dirección llegaban las cartas que su extensa familia le enviaba desde Malabo, de forma que aunque hasta 1972 no regresó a vivir en su país de origen, el lazo entre sus dos soles estuvo presente siempre. En Guinea trabajó para el Ministerio de Educación y Cultura, además de desarrollar una activa carrera periodística.
Paloma de fuego, por su parte, hace referencia a la protagonista de su novela Ekomo (1985), primera novela publicada por una mujer ecuatoguineana. Ekomo es uno de los libros más importantes de la literatura de Guinea Ecuatorial, una de las obras referente de la narrativa no sólo ecuatoguineana sino de toda la literatura africana, en concreto de la literatura de mujeres africanas en su sentido más amplio.
A lo largo de todo el capítulo, se ha intentado recoger y homenajear algunas de las características más representativas de la escritura de esta autora y en concreto de Ekomo, una novela fang en la lengua de Cervantes: el español, la lengua colonial en la que Nsue pensaba, soñaba y escribía.
Para aquellos/as que anden algo despistadas: Guinea Ecuatorial obtuvo su independencia de España el 12 de octubre de 1968, pero mantiene el idioma español como lengua oficial junto al francés, y recientemente (a partir de 2010) el portugués, siendo actualmente el único país africano donde el español es lengua oficial. También es la lengua más hablada (considerablemente más que las otras dos lenguas oficiales), dominada por el 87,7 % de la población según el Instituto Cervantes.
Ekomo es su obra más representativa y un libro fundamental en la historia tanto africana, como de la lengua española. En ella entrelaza una narración realista con elementos mágicos, describiendo la cotidianidad de sus habitantes en general y los de una muchacha fang en particular. A lo largo de toda la obra se centra además en retratar la situación de las mujeres en el marco de la realidad del país, de una forma lúcida, sabia y, en definitiva, universal. Lo hace en español, pero escribiendo como una africana: “mi padre, fue uno de mis grandes amigos y el que me dijo que no escribiera nunca como una europea porque mi país necesitaba una escritora”. Y tal y como la autora hizo en su escritura, se ha entremezclado alguna expresión fang a lo largo del capítulo.
De nuevo para posibles despistados/as: en la cosmovisión ecuatoguineana en particular y Bantú en general (entre las lenguas más características de los bantúes encontramos la lengua fang, entre otras muchas), la naturaleza es una entidad viva y poderosa que participa en el vivir cotidiano de los seres humanos. Dios está en el agua, en las hierbas, en el viento y los demás componentes del paisaje. Como lo corrobora el crítico ecuatoguineano Donato Ndongo- Bidyoko en Antología: «Por el mar, el sol, el árbol, una piedra corren los espíritus que manejan el ritmo del universo». Todo ello está presente en Ekomo, así que hemos intentado que lo esté en su capítulo.
Ekomo se divide en diez capítulos y algunos de esos capítulos se dividen en partes numeradas con números romanos, cosa que se ha replicado en el capítulo dedicado a la escritora. Otro guiño a su escritura es el uso de párrafos de pocas líneas en los arranques.
El párrafo 6 está inspirado en una cita que abre el Capítulo V de Ekomo: «Sopla la brisa y, en un momento determinado, el tiempo parece haberse detenido en la nada. Pienso: ¿Dónde están los cuerpos?». Aunque la idea de esta cita, la referencia a los cuerpos (sobre todo de las mujeres) se mantiene a lo largo del capítulo, incluso en el cierre, que replicando también a la misma autora y el final de su novela, ponemos en plural su “¡No estoy muerta ni viva!” para poner aún más de manifiesto esos lugares en las fronteras en los que nos encontramos muchas veces las mujeres cuando nos atraviesan múltiples opresiones.
¡No! ¡No estamos ni muertas ni vivas!
Mujeres en plural. Mujeres que conviven y cohabitan en el espacio o el tiempo, aún sin coincidir corporalmente en ellos. Así fue para María Nsue y Rosalía de Castro, gracias a la obra de la segunda, la primera fue parte de la vida y obra de la segunda, lo cual hemos querido narrar en el apartado II del capítulo, inspirado en palabras de la propia María. “Rosalia de Castro me motivó mucho, leer sus poemas, me llegaban. Bécquer, las hermanas Bronthë. Admiras su trabajo y sabes que puedes hacer así, algo parecido, algo mejor. Pero no voy a la poesia de Rosalia de Castro y convertirlas en un tál. Si que todo el mundo tenemos que motivarnos por los que hacen los demás. ¿Pues, tú si fueses astronauta, no querrías ir a la luna?”.
El apartado II se cierra reseñando el nombramiento y entrada de María Nsue Angüe en la Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española (AEGLE), en 2015. Fue la segunda escritora ecuatoguineana en aceptar este puesto tras Trinidad Morgades Besari (1931-2019), en 2009. Asimismo, en el último párrafo de este apartado es central la pregunta “¿Para quién escribo?”, ¿para quién escribía María? Ella misma contestó sobre esto:
“Bueno, un autor solo tiene un papel para sus lectores, entonces no vas a una sección concreta ni a todo un país, el autor escribe lo que piensa entonces no sabe a dónde va a acabar su mano …… entonces es decir que tienes una responsabilidad ante una sociedad es presuntuoso, no tienes … yo ni siquiera tengo responsabilidad con mis lectores escribo para que disfruten porque yo lo disfruto escribirlo… yo no escribo temas políticos, escribo temas populares para el pueblo. Entonces si esta escritura, esta historia es – como lo diría yo- útil para la sociedad – me congratulo – pero no vale esto. Cuando empecé escribir realmente, yo nací – has visto la fecha – africana – en una época donde no había ni heroinas ni heroes guineanos, negros, africanos. Ten en cuenta que yo crecí en España: veía grandes actrices blancas, veía grandes actores blancos, leer: la historia era de los blancos. No teníamos héroes…. Yo creo que el éxito de Ekomo está precisamente en que la juventud empieza a tener a alguien a quien quiere parecerse, a la protagonista del libro – no a mí. Y esto es importante para mí.”
Llegamos así al III y último apartado del capítulo, con el deseo de haber invitado a conocer la voz de la primera escritora que logró publicar en Guinea Ecuatorial y, ante todo, que logró alzar su voz en vida, dejándonos un rico legado. Un cierre cuya última frase nos conduce al último capítulo de Ekomo:
Grita mi rebelión: “¡No! ¡No estoy muerta ni viva!”
“¿Esto qué es?”, me pregunta la razón. Y una voz débil contesta: “la frontera entre la vida y la muerte”.
Abro los ojos, eso creo, y veo un sinfín de cosas; que necesitaría todo un libro para expresar en su verdad exacta. Abro los ojos, eso creo, y me encuentro confundida entre la gente. Mas. . . ¡qué sola! ¡Qué tremendamente sola estoy.