Gloria Fuertes

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"Postista sin serlo a posta”, así misma se definía la poeta de guardia, hija del Lavapiés más castizo, Gloria Fuertes.

CREADORAS LETRAS

Dentro de la llamada Generación del 50, Gloria fue mucho más que una autora dentro de este o aquel movimiento. Gloria era gloria, gloria bendita. 

Hay muchas anécdotas sobre las que podíamos fijar el punto insurgente de la Fuertes, ese en el que podamos decir dónde nació la poeta pacifista, entrañable y luchadora por los derechos humanos que era Gloria. En este relato centramos a Gloria, sin embargo, en un acontecimiento rebelde e ingenioso como el que se le ocurrió junto a sus amigas también poetas Adelaida Las Santas y María Dolores de Pablos. Y es que como si irónicamente estuviésemos hablando del ahora, por aquel entonces la presencia de mujeres poetas en recitales era escasa. No porque no las hubiera, probablemente, como siempre, los hombres acaparaban todo. Entonces, ¿por qué no tener su propio recital? De esta manera Gloria junto a sus dos amigas crearon la tertulia literaria Versos con Faldas, cuyo inicio data del 5 de marzo de 1951 en el sótano de la Asociación artístico-literaria del Teatro Gallego, que se ubicaba por entonces a la altura del número cinco de la Carrera de San Jerónimo en Madrid. Gracias a la presencia de la prensa en aquel primer recital conocemos la historia de este proyecto que apenas duró dos años, dos maravillosos años en los que como la prensa anunciaba «Gloria, Adelaida y María Dolores han enfaldado la poesía».​

De ese lugar tuvieron que marcharse asqueadas, buscándose otro refugio sobre el que poner la poesía al aire. Según contaba Gloria, en el Teatro Gallego los hombres se jaleaban y regocijaban para silenciarlas, llegando incluso a instalar un futbolín del que hacían uso durante la tertulia. Finalmente la tertulia se disipó  cuando la dictadura prohibió las reuniones literarias, pero es muy probable que más que ello fuese por la dificultad de desarrollar un espacio para las poetas. Precisamente, sí, las poetas, y no las poetisas. Y es que Gloria siempre respondía “La poesía es femenina, ¡la mujer es poeta! El hombre…, que sea poeto”.

El caso es que la Gloria, que era de armas tomar – la pluma, que ella era una abanderada de la paz – hizo lo que las mujeres tristemente tenemos que seguir haciendo para ser visibilizadas y escuchadas: crear nuestros propios espacios. Espacios seguros donde no ser calladas ni ninguneadas, espacios donde ellos no vengan a protagonizar nada. En el relato dibujamos a una Gloria triste, porque precisamente ella, que sí logró pasar a la historia, sabe la de nombres de poetas mujeres que quedaron en el olvido por culpa del machismo imperante que rodeaba y rodea al mundo de la literatura. 

Sin formación académica apenas, adolescente en mitad de una guerra, viendo a niños morir, bisexual abiertamente y sin complejos pese a la sociedad en la que vivió, Gloria Fuertes fue muchas cosas, todas las cosas bonitas del mundo era Gloria, y no hay niño o niña en España que no la quiera como se quieren a las abuelas entrañables, porque si de algo podemos estar orgullosas es que como ella misma decía – y cuánta verdad es – no hay colegio en España que no tenga sus libros. Por fortuna, querida Gloria, llenando las estanterías de los escolares que mañana serán los hombres y mujeres de este país.