Elena Fortún

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En el capítulo de Elena Fortún, se ha recurrido a su participación en la II Feria del Libro de Madrid, organizada en 1934, en la que la editorial Aguilar, con la que había publicado los dos primeros tomos de la saga de Celia, tendría un stand, ya que formaba parte de la organización de la feria, como puede verse en el cartel de la misma (incluido al final de este texto).

CREADORAS LETRAS

También se recogen de este cartel informaciones relativas a las actividades llevadas a cabo en esa fiesta y se comparan con el desarrollo de la misma en la actualidad.

 

El personaje de Celia aparece en varios de los capítulos de nuestro libro, por servir de inspiración para algunas de las autoras que en él aparecen o, por qué no confesarlo, por habérnoslo sido también a nosotras. Por ello, hemos querido recuperar no sólo a la Celia que tothom hemos conocido, sino también a la Celia censurada y borrada hasta que en 2016 la Editorial Renacimiento decidiera reeditar Celia en la revolución, esa parte de la saga que se había perdido y que pocas personas pudieron adquirir en su día en la que María de la Encarnación Gertrudis Jacoba Aragoneses y de Urquijo narraba la Guerra Civil y el comienzo del exilio a través de los ojos de su personaje más reconocido. Cuando en ese libro el personaje de Celia llega a Madrid, hace un recorrido similar al que Nela utiliza en la narración de Vaciar los armarios, señalando algunos de los lugares que esa Celia transita con horror y espanto al ver lo que la guerra estaba haciendo con su Madrid. No es casualidad que se haya escogido ese año 2016 para situar parte del texto del capítulo, ya que coincide con la publicación de dicha obra.

 

Tampoco lo es el uso de la expresión vaciar los armarios escogida para el título que, lejos de referenciar únicamente a esa recuperación de las obras censuradas y borradas de muchas de las autoras que ocupan este libro, también, en el caso de Elena Fortún, pretende apelar a su autobiografía novelada: Oculto sendero, publicada también por Renacimiento en 2016, tras encontrar el manuscrito original (leed la introducción de Nuria Capdevila-Argüelles y María Jesús Fraga, las editoras, porque es una maravilla). En ella, a través de su alter-ego, la protagonista de la novela María Luisa Arroyo, Elena Fortún aborda su homosexualidad a la vez que su desarrollo artístico e intelectual siendo mujer en un mundo patriarcal.

 

A su vez, se quiere recurrir a la cuestión de la autoría y la firma con un pseudónimo, algo presente también en otras escritoras del libro como María de la O lejárraga o Carmen de Burgos. Con Lejárraga, precisamente, se recrea un diálogo en torno a esta cuestión que plantea las dificultades de la autoría femenina. Ambas literatas formaron parte del Lyceum Club y mantuvieron una relación de amistad que Fortún relata a través de los encuentros de la madre de Celia con sus amigas en el Lyceum. De esta institución, fundada y presidida por María de Maeztu, formaron parte también otras autoras como Teresa León o Matilde Ras, con quien se sospecha que Encarna pudiera haber tenido una relación más allá de una amistad.

 

Actualmente, además de recuperar su obra y su vida a través de la publicación de sus textos perdidos y encontrados, o de las correspondencias que mantuvo con otras autoras como Carmen Laforet, también se está intentando reconstruir el relato de su vida como referente sáfica mediante, por ejemplo, el teatro, como se ha hecho con el díptico del Centro Dramático Nacional: Sendero Fortún, que aunaba una versión teatral de Celia en la revolución  y un texto titulado Elena Fortún, ambas dramaturgias y direcciones de María Folguera.