Carmen Laforet
Sabemos poco de la vida de Carmen Laforet y de ahí que durante muchos años se haya confabulado sobre la idea de si sus escritos tenían mucho o no de autobiográfico.
CREADORAS LETRAS
Cierto es que ella siempre lo desmintió diciendo que aunque no había querido retratarse en ninguno, en todos sus personajes había algo de ella y sus novelas partían siempre de lugares y experiencias vividas por la autora. Por ello, y tras leerla y documentarla, consideramos que es cierto que se puede ver parte de su personalidad en muchos de sus personajes principales, además de que puede encontrarse relación fácilmente entre su vida y las de Andrea, Marta, Paulina o, incluso, Martín (protagonista de La Insolación, primera parte de la trilogía no completa Tres pasos fuera del tiempo, en la que Carmen Laforet aborda, entre otras cuestiones, la homosexualidad y la homofobia).
También puede observarse esta relación entre su vida y su obra al leer la correspondencia que mantuvo con Elena Fortún durante los últimos años de vida de esta última publicada por la Fundación Santander. Por ejemplo, en torno a La isla y los demonios, le cuenta a Elena Fortún: “este trabajo, mientras lo hago, para mí es importante, porque me libera de otras muchas cosas. Me sirve de huida de mis malos fondos revueltos…, y ya está; por eso escribo, aunque me angustie escribir también”.
Hemos querido señalar esto en el capítulo y también, a través de esta relación con Elena Fortún, recoger su vínculo a través de Celia, el personaje de Elena con el que Carmen creció y al que hacemos continuadas referencias, tanto en este capítulo como en otros (el de Carmen Martín Gaite o el de Luisa Carnés, por ejemplo).
En sus cartas Carmen le dice a Elena: “no pienses que era a Celia a quien yo me dirigía, mi gran amiga de la infancia eras tú, Elena, y también amiga de toda mi vida”. Lo que nos hace ver esta idea que mantiene su hija, Cristina Cerezales, de que Laforet se enamoraba de las personas a través de sus textos, más allá de conocerlas o no en persona y de cuántos o cómo de frecuentes fueran estos encuentros. Esto, unido a las temáticas de algunas de sus novelas y el tratamiento de la sexualidad y el deseo en ellas ha podido dar pie a que hayan surgido rumores sobre su orientación sexual.
Carmen se atrevió a tratar en sus historias algunos temas que estaban sometidos a censura durante el franquismo y esto también hemos querido que se viera. Aunque lo hizo de forma sutil, se perciben y se entiende, pero ella llevó bastante mal estas cuestiones, por lo que pudieron influir (además de su perfeccionismo y su afán por superarse constantemente) en que no publicase algunos de sus manuscritos (como el segundo de la saga Tres pasos fuera del tiempo, que se editó en 2004, habiendo ya fallecido la autora). Esta cuestión era algo que compartía con Fortún, quien en una carta le comenta a Carmen: “Mi último libro en España fue recogido por la censura luego de estar en los escaparates. Ahora han prohibido Celia en el colegio y para seguir publicando el resto ha sido preciso hacerles varios cortes”. Elena también le escribe que «no puede vencerse esa gran fuerza de la vida que nos arrastra en la juventud…, sobre todo en España, donde se ha parado el tiempo y lo que no es legal es pecado.» También podría entenderse aquí que se refiere a cuestiones relacionadas con la sexualidad de las que ambas hablaban y compartían opiniones y vivencias, ya que a día de hoy sí sabemos por su novela autobiográfica Oculto sendero que Elena Fortún había ocultado su lesbianismo durante la mayor parte de su vida, pero habiendo dejado ese manuscrito en el que abordaba la cuestión, que fue publicado en 2016 por la Editorial Renacimiento.
Esta relación por correspondencia también estuvo oculta y podría haber seguido así, ya que Elena le pide a Carmen que, a su fallecimiento, contacte con Carolina Regidor de Durán, que vive en la calle Ponzano 18 para recuperarlas y deshacerse de ellas. Sin embargo, parece ser que Carmen no hizo esto que Elena le pidió y, gracias a ello, las cartas fueron recuperadas y publicadas, hecho que hoy nos hace conocer mucho más sobre las vidas de ambas autoras y también sobre la relación que mantuvieron durante esos años. Este hecho se recoge a su vez en el capítulo.
Otro de los aspectos que se abordan en el mismo es la maternidad, ya que Carmen Laforet muchas veces había hecho una comparativa entre la maternidad literaria (título del capítulo) y la de “los hijos de carne y hueso”, así en otra de las cartas que intercambió con Elena le comenta: “¿Sabes que cuando yo iba a tener mi primera niña creía que ya no volvería a escribir? Creía que eso me serviría lo mismo. Luego resultó que no, que los hijos de carne y hueso son cosas aparte y que uno, por lo menos yo, no se puede entregar enteramente a ellos…”.
No podíamos dejar de situar la calle del General Pardiñas en nuestro relato y en este recorrido que hemos intentado construir alrededor de las historias de nuestras literatas, puesto que hay una placa que dice “En esta casa mirando hacia Barcelona vivió en 1944 CARMEN LAFORET (1921-2004) y en ella escribió su novela NADA premio Nadal 1945)”.